La mediación: un método alterno de solución de controversias

El proceso de Mediación parte del supuesto que las personas son capaces de afrontar y solucionar conflictos. En el caso de nuestra sociedad mexicana se aprecia como una opción novedosa aunque escasamente difundida y apoyada, pero con grandes beneficios y bondades tanto en el ámbito jurídico como en el de la procuración de las relaciones interpersonales de los involucrados debido a los cambios que involucra y los beneficios que puede significar siempre que los mediados se comprometan con el proceso.

En este espacio se pretende adentrar en la cultura para la paz a través de la realidad cultural, social y jurídica que envuelve el proceso de Mediación en México.

La Mediación parte del supuesto que las personas son capaces de afrontar y solucionar conflictos. El crecimiento en la demanda de este método de resolución de conflictos en sus pocas décadas de existencia se debe principalmente a que las estadísticas muestran que ha resultado ser efectiva.

Nace en los años 70, en Estados Unidos y Gran Bretaña. Como características a destacar de esta forma alternativa de solución de controversias se observan:

  1. la importancia que adquieren las partes como protagonistas y no como acatadores de la resolución que un tercero tome por ellos, lo que implica responsabilidad que se asume del cumplimiento de los acuerdos tomados y su permanencia a través del tiempo;
  2. al no existir ganadores y perdedores, se logra un beneficio en las relaciones futuras entre las partes;
  3. el registro de una baja sensible en los casos que ingresan a los tribunales lo que implica ahorro en la carga de trabajo;
  4. ahorro en el tiempo que conlleva la solución de un conflicto;
  5. ahorro económico para las partes interesadas que intervienen en el proceso, cuestión de importancia en los negocios y el comercio;
  6. el aprendizaje – de los involucrados y del mediador— como experiencia en la vida cotidiana de las personas que intervienen.

Las cuestiones adversas que se observan del proceso de Mediación pueden identificarse como: i) su inaplicabilidad en cuestiones de violencia; ii) el que no forme precedentes, lo cual ocasiona un empobrecimiento de la jurisprudencia del sistema judicial; y iii) la falsa concepción que se empalme el campo de la mediación y la terapia familiar en los casos de derecho de familia.

A través de los 3 modelos que la teoría identifica: Tradicional-Lineal (Harvard), el modelo Transformativo (Bush y Folger) y el Modelo Circular, la finalidad que se persigue es cambiar el enfoque que se tiene del conflicto, proporcionar herramientas para enfrentarlos desde una perspectiva diferente y cambiar el significado que tiene para los implicados de tal suerte que se logre un acuerdo, privilegiando las relaciones.

Marinés Suarez[1] señala que la tarea del mediador es semejante a la de un artista, algo así como un escultor, el cual debe cincelar y esculpir su obra de arte con base en las condiciones y características de la materia prima con la que se realiza, además del dominio de la técnica que maneja, del tipo y clase de la herramienta que tenga a su disposición así como del contexto en el cual se ubicará la obra.

La cultura de la paz en la CDMX

En la Ciudad de México tiene cerca de 18 años de aplicarse en el sector público.[2]

Este mecanismo novedoso por sus bondades aún tiene un camino que recorrer en nuestra cultura. El apropiarnos del concepto de “justicia” es la tarea por emprender. La justicia implica absorber valores como orden, honor y respeto tanto al individuo como hacia las instituciones.

Estimo que el gran reto para la Mediación es la cuestión cultural, es decir, el mexicano se comporta de cierta forma debido a las vivencias históricas colectivas, como resultado de un pasado común; así como un adulto tiene cierta conducta por sus experiencias en su niñez y adolescencia, también nuestra sociedad actual de comporta de cierta forma,[3] de tal suerte que resulta genuino preguntarnos: ¿Es la Mediación un mecanismo para los ciudadanos en México?

La vida cotidiana actual está inmersa en una cultura de la violencia. El ciudadano común va por la calle y pocas son las personas que ofrecen ceder el paso ante un cruce de vehículos, o ceder el lugar en el transporte público.

Es el no respeto a los derechos y obligaciones de los otros lo que nos ha llevado a la realidad que hoy vive nuestra sociedad.

Sin embargo en el lado opuesto de la balanza existe una cultura de la paz, que es aquella en la cual los conflictos se pueden gestionar a través del respeto, el dialogo, la honestidad, la conciencia del individuo sobre su realidad y el acatamiento de las normas.

Este tipo de cultura existe, es real y funciona en el mundo. Lamentablemente en nuestra sociedad, el ser humano en lo individual está imbuido por una cultura competitiva, que busca destacar sobre los otros y que no pretende el conciliar o apoyar a sus iguales sino que someter para destacar.

Sin embargo considero que el ser humano debe tener la posibilidad y objetivo de cambiar esta situación y la educación debe ser una influencia positiva en la resolución de conflictos.

La educación como proceso de socialización de los individuos a través del cual se busca desarrollar la capacidad tanto intelectual como moral y también afectiva de los individuos tiene por objeto el desarrollo pleno de la personalidad humana en el respeto a los principios democráticos de convivencia[4]

La violencia se aprende, así pues la idea es trabajar en que sea desaprendida para buscar el substituirla por mecanismos no destructivos y más constructivos de resolución de conflictos. Esto es lo que busca el proceso de Mediación.

LA JUSTICIA EN MÉXICO.

Será posible que el ciudadano común pueda elegir como forma para solucionar diferencias la Mediación en lugar de acudir a que sea un Juez ajeno al problema quien decida. Debe señalarse que el obtener una sentencia favorable no garantiza de modo alguno el llegar a cristalizar las exigencias de una de las partes ni mucho menos concretar un buen cumplimiento de la sentencia. En ocasiones el ejecutar la sentencia puede ser lo más costoso y complicado del proceso.

El mejoramiento en la impartición de justicia es importante para la sociedad, la economía, para mejorar la seguridad personal de los ciudadanos en ámbitos como el cultural, el educativo, académico, el progreso económico, representan un gran reto para el bienestar del país.

Actualmente en México se han logrado avances en la puesta en marcha de reformas al sistema de justicia, tales como las reformas judiciales a los ámbitos civil y mercantil, utilizando nuevos procedimientos de juicios orales. En marzo de 2014 se publicó el unificado Código Nacional de Procedimientos Penales y en ámbitos como el de competencia económica ya existen jueces especializados, con formación y conocimientos adecuados, que ya están juzgando casos en tribunales especiales y esto con jurisdicción federal.

En México el concepto de justicia se encuentra devaluado. La justicia –dar a cada uno lo que le corresponde o le pertenece– es un principio fundamental para que exista una convivencia pacífica y prospera tanto en el interior de una sociedad, como entre esa misma sociedad y otras naciones. Partiendo del concepto de justicia, de su existencia y funcionamiento eficaz la sociedad debe trabajar en la eliminación de barreras que enfrenten personas por motivos de género, edad, raza, etnia, religión, cultura o discapacidad. Y es a partir de esto que se debe poder vislumbrar una sociedad más justa y pertinente.

UNA OPORTUNIDAD A LA CULTURA DE LA PAZ

La cultura de la paz, para que funcione debe permear. Resulta trascendental que sea a través de la educación en una cultura pacífica, que pretende no evitar los conflictos en sí, sino que sean las normas y mecanismos de aplicación la manera de transformación favorable.

El sociólogo Noruego Johan Galtung, uno de los fundadores de la investigación sobre la paz y los conflictos sociales, refiere que la violencia es ese estado en el cual todo ser humanos no es apto para desarrollar sus potencialidades afectivas, somáticas y mentales de manera plena. Él introdujo conceptos nuevos, entre ellos son los más conocidos aquellos acerca de la violencia y la paz.

Respecto del primer concepto él expone la idea de un triángulo de la violencia. Refiere que, además de la violencia tal y como la conocemos en la cotidianeidad, la física o verbal que es visible para todos, existen también una violencia estructural y la violencia cultural, éstas dos últimas conforman una fuerza y estructura que pueden ser menos visibles, pero no por ello menos violentas.

Este autor considera que estos tres elementos son generadores de la violencia directa y comprenden ciertas formas como la represión, marginación, discriminación, explotación, racismo o sexismo.

Asimismo expone que hay Paz negativa vs paz positiva, respecto de la paz señala que ésta debe ser más que la mera ausencia de un conflicto violento (a la cual se refiere como paz negativa); y que los individuos y los Estados (o cualquier grupo dentro de un conflicto) deben buscar relaciones de colaboración y apoyo mutuo para lograr una paz positiva. También explica que respecto del cese al fuego, al terminar un conflicto armado, ese será el momento en que se inicia apenas el trabajo para construir la paz, para lograr así que esa paz dure más que solo un alto al fuego.

De lo anterior me interesa destacar cómo no solo es creer en una cultura para la paz, difundirla y promoverla sino que las circunstancias bajo las cuales se trabaja para ello permiten dar las condiciones para que ésta realmente surja y florezca. No solo es desearlo, es permitir que se dé bajo las condiciones adecuadas.

Existen estos otros dos autores de nacionalidad peruana, Herminia García y Darío Ugarte[5], que nos brindan su postura respecto de conceptos como el de Paz positiva.

La paz positiva es la ausencia de violencia. Estos autores nos hablan de que cuando existe, destaca por encima los valores y la naturaleza humana con sus mejores características y formas de relacionarse de tal suerte que permite esa aceptación del individuo respecto del otro, total y completa, no de una manera tolerada sino aceptando sus diferencias tal cual son, respetando las características culturales e incluso valorándolas por lo que son.

Cuando se logra comprender en toda su magnitud este término es cuando podemos estar en igualdad entre individuos, logrando que sean los derechos humanos realmente ese interés superior a través del cual la perspectiva del término paz cobra un sentido diferente.

Este es el objetivo de la educación para la paz: el promover acciones en defensa de la vida y los derechos humanos, mediante una actitud crítica frente a las injusticias de nuestra sociedad y con nuevos parámetros y herramientas de acción.

En este orden de ideas, considero que la Mediación es la forma de difundir esa cultura de la paz. Aún estimo que nuestra sociedad mexicana elige pelear y buscar ganar antes que conciliar. No obstante lo anterior, reitero que el mejor argumento para promover el proceso de Mediación en esta Ciudad de México es manejar creativamente el conflicto cotidiano. Siempre va a existir conflicto es parte de la naturaleza humana, lo que debe variar es el enfoque que de él se cree. Ya lo indicaba esa cita atribuida a Albert Einstein: Locura es hacer los mismo una vez tras otra y esperar resultados diferentes. Así pues, si buscamos un cambio en nuestra sociedad y ya observamos que lo intentado hasta ahora no ha funcionado pues intentemos con otros métodos –como lo es la Mediación–para lograr ese resultado diferente que tanto buscamos.

En el Bufete Jurídico Gratuito Social se cuenta con Mediadores certificados que ofrecen sus servicios en el proceso de Mediación. No dude en preguntarnos.

BIBLIOGRAFÍA

Libros

  • Calcaterra, Rubén A. (2002). Mediación estratégica, Barcelona, Gedisa.
  • Diccionario de la Lengua Española. 21 Edición. Madrid 1992.
  • García y Ugarte, Resolviendo conflictos en la escuela en Manual para Maestros. Asociación Peruana de Negociación, Arbitraje y Conciliación APENAC, Perú. 1997
  • Suares, Marinés, Mediación. Conducción de disputas, comunicación y técnicas. Paidos Mediación 4. Argentina 2012.
  • Vicenc Fisas, Claves de razón práctica en Educar para una cultura de paz, Madrid. septiembre 1985 pp. 37-45

Páginas e información obtenida en la red

  1. Mediación. Conducción de disputas, comunicación y técnicas. Paídos. Argentina 2012
  2. El Centro de Justicia Alternativa del Tribunal Superior de Justicia de Ciudad de México inició actividades en el año 2003 como órgano del Consejo de la Judicatura del Distrito Federal para administrar y desarrollar los métodos alternos de solución de conflictos en el Tribunal, en particular a través de la mediación. Dependencia con autonomía técnica y de gestión que tiene como objetivo establecer la posibilidad que las personas resuelvan sus conflictos a través de este mecanismo de justicia con metodología diferente.
  3. El mexicano tradicionalmente ha llevado una vida hostil y tiende a reaccionar violentamente y siempre busca un conato de violencia para elevar su autoestima y demostrar su hombría, (…) Es muy escuchado en las películas nacionales la frase “El mexicano no se raja” o “No te rajes”, Octavio Paz realiza un análisis de esta palabra y dice que rajarse es abrirse, es decir el mexicano no se abre, no puede rajarse no puede mostrar eso que siente, eso que tal vez lo mata de felicidad o que le desgarra en lo más profundo de su ser, y simplemente el mexicano no se abre porque recrea un caparazón en donde se siente a gusto, en donde los problemas no le agobian, … Pero … ¿No sería mejor abrirnos, rajarnos? Expresar lo que sentimos sería interesante, no tendríamos que justificarnos”Obtenido de Syriana Donde se reinventas las fronteras. Artículo Características culturales del mexicano. Extraído el 16 de febrero de 2016. https://cronicasdesyriana.wordpress.com/2006/10/14/caracteristicas-culturales-del-mexicano/
  4. Educación. Definición Diccionario. https://www.google.com.mx/?gfe_rd=cr&ei=_5-6VofFJsmA_AaH6pKACg&gws_rd=ssl#safe=active&q=educaci%C3%B3n
  5. García y Ugarte, Resolviendo conflictos en la escuela, Manual para Maestros. Asociación Peruana de Negociación, Arbitraje y Conciliación APENAC, Perú. 1997

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